El Día Mundial del Retrete
La UNESCO es un organismo dependiente de las
Naciones Unidas especializado en la gestión de la
Cultura y consagrado, principalmente, a la exaltación universal
de las roñas aldeanas y a la invención de efemérides menesterosas
relacionadas con eso que Robert Hughes denominó "La Cultura de la
Queja". El 19 de noviembre, por ejemplo, la UNESCO celebra el Día
Internacional de los Varones; una proclamación que concede a los machos de nuestra
especie parecida licencia a la que ya disfrutan las madres solteras, los jíbaros, el
silbo gomero, el sapo calabrés…, y cualquiera de los cientos de colectivos o entes
de razón (aunque puede que sean miles o incluso infinitos)
a quienes la UNESCO anima a reclamar todo cuanto les debe la Historia. Digo que
la licencia es sólo “parecida”, porque
los machos, ya se sabe, somos lo peor, y es por eso que la UNESCO, con un agudo
sentido del equilibrio, ha dado en la flor de consagrar el mismo día 19 de
noviembre a celebrar, con iguales pompas, el Día Mundial del Inodoro, lo que da una idea muy clara de cuál es
nuestro lugar en el mundo y por dónde se tramitará el informe en que recoja nuestras
sentidas reivindicaciones, según el procedimiento que dejó sentenciado aquel áspero
funcionario en su respuesta a un ciudadano impertinente: “Tengo su
instancia delante; pronto la tendré detrás…”
Como todo organismo asambleario, la UNESCO se postula como una organización cuyas naturaleza y funciones la sitúan precisamente allá donde se determina cuál es la
justa visión del mundo en cada caso. No ha de extrañarnos,
pues, que ni a ustedes ni a nadie le hayan preguntado nunca por la conveniencia
de hacer coincidir el Día Mundial de los Varones con el Día Mundial
de los Inodoros; pero ello no será óbice para
que exprese, desde esta mi atalaya, mi total aprobación con tan
acertada decisión. De hecho, los inodoros copan la más alta cima
de mis aprecios. Contar con un retrete amplio, limpio y bien provisto de
afeites y perrincholis es la máxima felicidad a que aspiro en
este mundo, y no concibo motivo más claro de desmoronamiento de mi
sistema nervioso que el verme en la necesidad de solventar un apretón insoslayable
en el excusado de una gasolinera española. Un
inodoro curioso es el fundamento de la higiene, la llave de la salud, el
refugio de la privacidad y la clave de bóveda del
progreso de la Civilización. Europa abandonó la Edad Media cuando los
burgueses decidieron hacer del cuerpo en la intimidad de sus casas, en lugar de hacerlo
en la plaza, en el corral, o en lo alto de la almena con el culo en dirección a la
morisma. Un baño completo supone una exaltación del
Humanismo tan colosal como la Capilla Sixtina y así lo reconoce el mensaje de
salutación con que el que fuera Secretario General de la ONU, el
siempre sorprendente Ban KI-Moon, jaleó y justificó la celebración del Día Mundial
del Inodoro: “Tenemos la obligación moral de
acabar con la defecación al aire libre [...] La solución del
problema del saneamiento requiere una alianza mundial. Las actividades de
promoción deben redoblarse y los tabúes deben
romperse.” Podemos respirar aliviados; ya sabemos hacia dónde camina
la Historia y cuál es el motor de la Revolución Pendiente:
¡Aliviarse bajo el cielo de verano tiene sus días contados!
No alcanzo a entusiasmarme igual, sin embargo, con la
celebración del “Día Mundial
de los Varones”. Hace mucho que pienso de los machos, de las
hembras, de los jíbaros, de mis lectores, de mi santa madre y de mí mismo algo parecido a eso que
respondió Mark Twain a un periodista que le preguntó por la cuestión judía: “A mi edad,
me importa bien poco que mi vecino sea blanco, negro, católico,
musulmán, judío, capitalista, comunista... me
basta y me sobra con que sea un ser humano; no se puede ser nada peor.” Declaración que no
interpreto como fruto de la triste misantropía, sino, más bien, del
sano sentido común de quienes no terminamos de creernos que vaya a servir de gran cosa el que lleguemos a celebrar el Dia Mundial del Monaguillo
Manoseado, por poner un ejemplo fungible que espero que no llegue a los oídos de los curas de la ETA.
Artículo publicado en el diario La Opinión, de Murcia, el 22 de noviembre de 2014